La cirrosis hepática es una enfermedad que se caracteriza por la destrucción de los tejidos y de la estructura vascular del hígado. Esta patología hace que el hígado se endurezca y se encoja, por lo que se altera significativamente su estructura original.
Al pasar el tiempo, el hígado se va llenando de tejido conjuntivo, esto se conoce como cicatrización. Esta condición altera las funciones hepáticas y, al agravarse, pone en mayor riesgo la vida del paciente.
La cirrosis hepática causa hasta 800.000 muertes anuales en todo el planeta. Por otra parte, cabe destacar que esta enfermedad tiene mayor prevalencia en los hombres que en las mujeres. De cada tres personas con cirrosis hepática, solo una es mujer. También se presenta con mayor frecuencia en personas mayores de 50 años de edad.
La cirrosis hepática es la fase final de una enfermedad crónica del hígado. No se produce de un momento a otro, sino que es el resultado de un proceso largo, en el cual, incide especialmente el consumo excesivo de alcohol. De hecho, más de la mitad de los casos tienen su origen en el alcoholismo. La mayoría de los casos restantes son resultado de la hepatitis B, C y D.
Solo un pequeño porcentaje se debe a otras causas, entre las cuales se encuentran:
- El hígado graso no alcohólico, o esteatohepatitis no alcohólica, una enfermedad que está asociada a la diabetes y la obesidad.
- Enfermedades hereditarias como la hemocromatosis y la enfermedad de Wilson.
- Deficiencia de algunas proteínas o enzimas en la metabolización.
- Obstrucción del conducto biliar, por un tiempo prolongado.
- Drogas o medicamentos que ocasionan una reacción severa.
- Prolongada exposición a un medio ambiente tóxico.
- Algunas enfermedades del corazón.
- Enfermedades autoinmunes.
Cabe destacar que, no todas las personas que beben alcohol desarrollan cirrosis hepática. Esta enfermedad se desarrolla en quienes consumen altas cantidades de alcohol a diario, durante un periodo de tiempo prolongado (más de 15 años). De este grupo, solo una tercera parte desarrolla cirrosis hepática.
Hasta un total del 25% de quienes padecen cirrosis hepática no presentan ningún síntoma de la enfermedad. Ese estado se conoce como “cirrosis hepática latente”. En los demás casos, los síntomas son variables, dependiendo de la gravedad de cada caso. En las fases iniciales de la enfermedad hay algunos síntomas comunes:
- Astenia
- Pérdida de peso
- Pérdida de apetito
- Malestar generalizado
- Sensación de presión encima del ombligo
- Nauseas (que pueden derivar en vómito o no).