También conocido como fallo renal, es un término utilizado para describir una situación en la que los riñones ya no pueden funcionar eficazmente. Cuando los riñones no funcionan bien, se produce una alteración en todas las funciones que le son propias y las manifestaciones tanto clínicas como analíticas, dependerán del grado de la perdida de función renal y si se trata de un problema agudo o crónico.
La insuficiencia renal aguda es la pérdida súbita de la capacidad de los riñones para eliminar el exceso de líquido y electrolitos, así como el material de desecho de la sangre.
La lesión renal aguda puede presentarse como consecuencia de cualquier afección o sustancia tóxica que disminuya el aporte de sangre a los riñones o que obstruya el flujo de orina a lo largo de las vías urinarias; así mismo, también puede ser consecuencia de una enfermedad que afecte a los riñones en sí.
Los riñones son “órganos diana” de muchas enfermedades y las causas que destacan como más frecuentes desencadenantes de IRC son la HTA y la Diabetes Mellitus, de forma que si no se controlan adecuadamente, pueden lesionar los riñones. Otras enfermedades son: enfermedades de la inmunidad (nefritis), las infecciones crónicas de los riñones (pielonefritis), los cálculos renales y enfermedades congénitas de los riñones y vías urinarias.